jueves, 19 de septiembre de 2013

EDUCACIÓN, ES EL SECRETO


¿Qué le ocurre a España? –pregunta Nora leyendo la prensa de internet. Todo está convulso, cambiante, todo es opinable, revisable, mentible, estafable… Desde la cara de botijo del jefecillo gibraltareño, hasta los pijos catalanes (que no Cataluña) que quieren que el cortijo (la masía) no se lo toque “naide ni denguno” para mangonearla a su gusto (como ahora pero mucho más), los silencios interminables de Rajoy, la sonrisa de cartón  de ese “nitot indultat” que es el rey Artur y un largo etc. entre los que está el toro de Tordesillas, el robo de los bancos y cajas, la corrupción sindical y mil cosas más. Las opiniones de la gente en los diarios digitales muestran un nivel de irritación y mala leche que a veces raya ya en lo peligroso. La gente se insulta gravemente en lugar de opinar y pocos son los que se muestran equidistantes, sosegados, reflexivos… La mala leche, la incultura, el odio, el rencor y la envidia se instalaron en el panorama nacional con gran fuerza. Y alguien lo alimenta.
Siempre hemos tenido mala leche, Nora, nosotros somos así. Tal vez porque la falta de educación es un mal endémico de un tiempo a esta parte. Y es que estamos hasta el gorro de unos y de otros. Y nos estamos dando cuenta de que al final todo es lo mismo, y que tal vez haga falta un cambio profundo. Eso es lo que la sociedad esperaba cuando el gobierno propuso los recortes. Que empezasen por arriba. Pero visto lo visto, y que ninguno de ellos quiere perder sus privilegios, ni su coche oficial, ni sus prebendas, ni sus mariscadas… nos damos cuenta de que todo esto es un tinglado más. Ya viene de lejos. Empezó a saberse desde la época de Felipe González y así llevamos hasta llegar a Bárcenas y los ERE andaluces. Todo es fruto de lo mismo. Al final, reconoce Nora, que el gran fracaso de nuestra sociedad es la educación.
-¿Y por qué no se empieza de abajo a arriba?
-Eso es muy peligroso Nora. Se llama revolución. Empiezan de una forma y… no se sabe cómo puede acabar. Lo sensato es empezar de arriba abajo. E implicar a los de abajo, siguiendo el ejemplo de los de arriba. Y en el centro nos encontramos si somos todos coherentes. Pero los de arriba… no quieren bajarse del burro, Nora. Así que esto, lo que se pueda arreglar, no es más que pan para hoy y hambre para mañana. Dentro de unos años volveremos a empezar. Y siempre estamos empezando.
-Esa parece ser la historia de España. A estas alturas aun no se sabe quiénes somos, ni cuántos.
-Efectivamente. Y lo peor del caso es que esa falta de educación es fomentada por los de arriba para sus fines. Caso nacionalistas catalanes, por ejemplo. O vascos. A estas alturas los niños catalanes y vascos han crecido, ya varias generaciones, creyendo que España es una asesina de sus libertades, una ladrona de sus derechos.  Ellos, precisamente ellos, que han disfrutado de lo mejor de España durante siglos, y que en nombre de España han conquistado, descubierto y comerciado con todo el mundo.
-Vaya tela.
-Así es, Nora. Los ricos quieren marcharse. Y no saben, ni les importa saber, que son ricos porque han sido españoles y favorecidos por España.
Pero todo tiene aun más pelendengues, Nora. Sabiendo que no cumplen con las normas básicas recogidas en la constitución, nadie les ha parado los pies, y han ido creciendo y creciendo, confiados en sí mismos. Y sucede que con la ley en la mano, la Guardia Civil debería arrestar a toso estos, inhabilitarlos de por vida, juzgarles por traidores, ladrones y mil cosas más y cambiar las cosas que hay que cambiar. Empezando, y ellos lo saben muy bien, por la educación.
Con la comida no se juega. Quiero decir, que hay cosas que no se deben dejar en manos de las autonomías. La seguridad, la educación, la justicia, la medicina. Los pilares de un país. No puede estar nada de eso en mano de tontos y locos o gente que se mira el ombligo.
Es muy fácil engañar a la gente. La gente, la masa, es obediente, alegremente ingenua, felizmente soñadora de paraísos y simplezas. Antes, a los niños, se les asustaba con el coco. ¡Que viene el coco y se lleva a los niños que duermen poco! Decían los padres. ¡El hombre del saco! Jajaja. Pues parece mentira que eso todavía tenga efecto. Donde decimos niño pongamos gente, en general. Masa. Pueblo. ¡Que viene España! ¡Qué España nos roba! Y los niños, la gente, se lo cree. Parece mentira, pero así es.
Eso funciona así desde siempre. Ese gran antropólogo y divulgador que es Marvin Harris lo dice muy clarito en ese libro tan estupendo que es “Caníbales y Reyes”, sobre el origen de las culturas. Dice Harris que el hecho de tener enemigos externos crea un sentimiento de identidad grupal e intensifica el espíritu de cuerpo. El grupo que lucha unido permanece unido.
Luego no hay más que repetir una y mil veces cada día desde todos los medios, incluso desde los libros de texto las ideas que ellos quieran para que eso cale. Y ahí estamos. ¿Por qué no se ha puesto remedio? ¿Miedo? ¿Son todos iguales y por eso nadie quiere poner el cascabel al gato?  Antes diríamos que falta un par. Nadie, ni políticos, ni jueces, ni militares… nadie quiere lidiar ese toro y que le digan faaachaaaa. Joder. Facha. Eso es mucho. Y no hay nadie que desmonte, ni tenga un plan para deshacer tamaño artificio. Y así nos va.
Necesitamos una nueva generación de políticos y de jueces capaces de tener las manos libres y la conciencia limpia para someter al país entero a unos cambios necesarios para ser un país del siglo XXI. Y un pilar fundamental es la educación, que debe producir gentes con otra mentalidad. ¿Qué es eso de lancear a un toro en la fiesta del pueblo? Pareciera que el toro es España.

Ya te digo Nora: educación, es el secreto.

FIN