martes, 3 de junio de 2014

MI AMIGO PAQUITO


En ciertos momentos oscuros vuelven las viejas canciones a  iluminar los caminos de la vida. En estos días alegres en la espera de la nieta, un amigo emprendió el regreso a las estrellas, de donde todos venimos y a donde volveremos también algún día, ojalá que tarde, ahítos y cansados de disfrutarnos unos de otros y de contemplar la hermosura de la sencillez natural: la salida y puesta del sol, la lluvia, las nubes, el viento, el mar calmo o embravecido… esas cosas naturales de las que cada vez parece que quedan menos, pero que están y que son, junto con los seres queridos, lo más hermoso de la vida. Las estrellas le reclamaron urgente cuando aún nadie estábamos saciados de él y su compañía, su presencia, era todavía regocijo de su familia y amigos, entre los que me encuentro. Mi amigo Paco, Paquito, murió. Justo es decir el enorme vacío que deja en su mujer y nuestra amiga, y en sus hijos. Y  también en nosotros, sus amigos.  Y aquí viene la antigua canción de Alberto Cortez.

Cuando un amigo se va
deja un espacio vacío,
que no puede llenar
la llegada de otro amigo.

 Entre otras cosas porque mi amigo Paquito era único. Su humor, su talante positivo, su fuerza interior para afrontar la vida, su naturaleza deportista y fuerte no fueron suficientes motivos para que las estrellas nos lo dejaran un tiempo más.  Era un fichaje. Su fichaje. Ahora me lo imagino allá, todo de blanco, como su Madrid, tal vez echando un partidillo con los ángeles. De Paquito no me extrañaría en absoluto.

Historias para contar, desde pequeños, hay tantas, como es natural, que en estas horas tristes asoman, para consuelo,  desde el baúl de los recuerdos, donde dormían. Paquito, puro nervio, cogía de vez en cuando tics nerviosos que le acompañaban un tiempo. Y  todos a la vez, los llevaba con la soltura y dignidad en él habituales. Íbamos caminando por la calle y de pronto emitía extraños sonidos guturales, se golpeaba con el canto de la mano el pecho repetidas veces o chocaba un pie con otro. Todo a la vez. Y cuando nos reíamos los demás de aquella manifestación de nerviosos él era el primero en reírse. Era su carácter. Su buena naturaleza le llevaba a reírse de sí mismo con tanta naturalidad que a los demás nos contagiaba su risa. Si nos contaba un chiste, seguramente no podía acabarlo porque comenzaba él a reírse y nosotros, sin enterarnos del chiste, nos reíamos con ganas también de verlo a él partirse de risa.

Mi amigo Paquito era todo un personaje. Aún le veo, junto con su hermano, descargar camiones de Casera, fuertes ambos, él puro nervio. Una caja, y otra, y otra, y otra… Gran trabajador, hijo disciplinado, estuvo siempre al pie del cañón del negocio familiar, como mandan, mandaban, los cánones.

Paquito encontró un día a Maen, su mujer, como el caminante  se encuentra un día una gema en el camino. Desde aquel día se iluminó todo y fue feliz. Y así hasta que su luz se apagó aquí, en la tierra, aunque si se dan ustedes cuenta, en la noche brilla una nueva luz entre las estrellas.
Cuando un amigo se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.

Pero siempre nos quedarán las estrellas, Paquito. Guárdanos sitio, pero no tengas prisa oye, mira que me nace una nieta, y quiero saborear esos ratitos… Que ya vendrán los tiempos de luz en la oscuridad del firmamento, y juntos una vez más, miraremos desde lo alto a los que aquí quedan, afanados en la vida diaria para pena y goce de ellos y satisfacción nuestra.

Descansa en paz, amigo Paquito, relájate, y danos tiempo de espera. Entre tanto vete haciendo una liguilla, que creo que los ángeles andan torpes en estrategias  futboleras, y así te entretienes y los entrenas.

Un abrazo.



1 comentario:

  1. Ese era mi cuñado, como ha relatado su amigo de la infancia, Vicente Molins, puro nervio, como Vicente lo describe y guasón como el sólo , un tío peculiar, amigo de sus amigos y defensor de su familia. Me faltaría tiempo para contar historias vividas con él, algunas súper graciosas, así cómo para no poder parar de reir ,así lo recordaré. Hasta siempre cuñado, te queremos.

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