jueves, 14 de abril de 2016

DESDE EL RESENTIMIENTO, CON AMOR




     Todo el guirigay   montado por los partidos políticos a raíz de la últimas elecciones  se debe a un hecho muy concreto: la falta de política, o mejor dicho, de pedagogía política del gobierno, especialmente de su jefe: Mariano Rajoy
     
     Quisieron ser hábiles administradores, nada más, sin darse cuenta de que hay que hacer política, es decir, pedagogía. Si no te presentas a un partido de fútbol, el árbitro da como ganador al otro que sí se presentó. El gobierno pierde partidos, en la opinión pública,  porque no los juega. Ya hay que ser mendrugo.
    
      Los españoles solemos entender  por política el trapicheo común, ese yo te voto si tú me das, etc. No digo que eso no deba formar parte de la política, a veces, supongo, hay que optar por el mal menor, pero sobre todo la política debe ser considerada como una pedagogía. Es con esa idea con la que el gobierno, y los partidos en general, pero especialmente el gobierno, deben explicarse continuamente ante la opinión pública. A cada momento. Y responder a todos los comentarios de la oposición, sea la oposición que fuere. O tú toreas al toro o el toro te torea a ti. Y no debe considerarse como un trabajo penoso, esforzado e inútil. Más bien al contrario, en eso radica el  éxito o fracaso de un gobierno. Si tú no haces, o dices algo, lo hará el otro, y en tu contra. Es por ahí por donde los otros partidos tienen cogido al gobierno, por las »pelotillas pedagógicas». Mariano, tal vez Marianico el corto,  no dice, no habla, no se mueve. Tal vez en su altura, considera indigno que tenga que rebajarse a ello, o tal vez es que no sabe qué decir, puesto que como dice la señora Aguirre, el PP no sabe qué ideología tiene. Y ni le importa. Sea lo que fuere, si uno no sabe hacer pedagogía desde el gobierno, lo mejor es que no gobierne, y deje paso a otro. Hay que enseñar al ciudadano lo que se hace o no, y por qué se hace, contestar a los demás partidos, defenderse de los ataques del adversario. Contestar, explicarse. Eso es pedagogía. Eso es hacer política. Ser político. ¿Qué eso cuesta? Pues sí, pero… si no te vas a presentar al partido no juegues al futbol.
     
     Y si a la torpeza del Gobierno, especialmente de su presidente, unimos a todos estos resentidos sociales, que vienen con un ánimo de venganza heredado de no se sabe quién ni se sabe dónde,  (¿universidades?)  la cosa se pone realmente pastosa. Abrir hoy los periódicos, oír la radio o ver la televisión,  es llenarse de desagradables noticias, una tras otra.  Las cultura Carménica y Colauense; la nueva religión del independentismo ridículo, con sus «evangelistas» fanáticos; las asalta capillas; los resentimientos de la memoria histérica; la corrupción de unos y otros; las distintas varas de medir de la justicia que hace incomprensible que unos vayan a la cárcel y otros, de los que se sabe lo que se sabe, todavía caminan por las calles con todo el frescor primaveral... Etc. Etc. Etc.
     
     Y todo ello impregnado de esa mantequilla politiquera del resentimiento, disfrazado de justicieros pero  subvencionado por países extraños y manejando mucha pasta. La verdad es que da un poco de asco todo. Qué cansancio.
     
    Vengo una vez más a reivindicar el gran fracaso de la educación en España. Desde infantil hasta la universidad, que es ya cuando el gas acumulado durante años explota, como el champaña, y deja salir a borbotones a todos estos resentidos sociales, llenos de ideologías anti todo, con muchas ganas de mandar, del quítate tú que me ponga yo, porque no tienen en la mayoría de los casos donde caerse muertos. En realidad todos estos movimientos esconden frustraciones económicas y sociales, Crisis personales y falta de expectativas. De ahí la política, abrevadero que lo cura todo. Es un camino lógico: frustración, resentimiento, rebeldía, contestación y… ocupación de la vida política por vías no reglamentarias. Es lo que hay. Y a eso se añade los millones de tontos, que  creen ver siempre en cualquier papanatas a un mesías redentor.  Y luego se dirán ateos. ¿Ateos? ¡De eso nada! ¡Fervientes creyentes... de naderías, resentimientos y odios con ánimo de venganza! Y esta cofradía de resentidos, provocados por el fracaso educativo y la falta de pedagogía del gobierno van en aumento.
     

    División de poderes ya. Justicia independiente. Plan educativo para cien años en consenso con todos los partidos, instituciones, etc. Recuperación de las clases medias. Pedagogía política.


sábado, 27 de febrero de 2016

HIJOS DEL ODIO Y LA REVANCHA

     Así son los nuevos personajes que han aparecido en la política española. Comprendo que ahora, a estas alturas, algunos socialistas se pongan estupendos y no quieran contagiarse de la extrema izquierda, más demagoga, más populista y más revanchista... hasta la nausea. Visten de revolución lo que no es más que una involución. Pero ese es el poder de las palabras. Aaaahhh la derecha debe aprender a hablar más, y no estar callados. Hablar y actuar son dos actos que deben darse a la vez. Todos los días.Todas las palabras deben ser contestadas cada día. Todos los hechos deben ser respondidos. Es la guerra.  Más madera. Pero eso es ahora, ya.
     Desde el minuto cero de la transición, la izquierda ha hecho intencionadamente la equiparación del PP con la ultraderecha (más aún, derechona, con ese desprecio que implica el palabro). En España está muy bien visto ser de ultra izquierda, pero de ultraderecha... amigo, eso si que no. Sangre. Pus. Podredumbre. También se hace ver su procedencia de Franco (la maldad por excelencia), de la dictadura  (la peor, la más horrible de todos los tiempos históricos) y por tanto hay que acabar con ellos, con esa lacra de la humanidad. Sí, acabar con ellos. Repito: a ca bar. Y en las escuelas de verano, en los cursillitos de preparación de sus líderes y mandos, en todas las oportunidades que han tenido, que han sido todas, han transmitido a las nuevas generaciones esa idea. Jamás se ha querido ver al partido de la derecha, el único partido nacional, como un partido normal, democrático, de un tiempo nuevo para todos. Ellos, la izquierda, venían, y siguen viniendo, no con un pan bajo el brazo, sino con el rencor, el odio y la consiguiente revancha. Ahora me toca a mí, ahora os vais a enterar.
     Con semejantes mimbres es muy difícil, por no decir imposible, tejer en España una democracia natural, normal, fluida, con políticos que piensen en el presente y el mañana, porque ellos tienen mucho interés en seguir recordando el pasado, como si ellos en el pasado hubieran sido todos criaturas celestiales. Me parece que no. A estas alturas, la gente joven aun anda intentando... ¡la revancha de la guerra civil! Los nuevos líderes vienen de familias de izquierda, y han heredado de sus familias ese concepto. Que ya es heredar, oigan. En España el odio es hereditario. Y el odio no paga a hacienda, por tanto me lo llevo todo y lo transmito a mis hijos... Y así...
     Y encima ocupan lugares estratégicos en la enseñanza, y desde allí se convierten en reproductores de odios que se suceden de generación en generación, llegando a convertirse en un mérito para medrar en muchos campos de la educación y la política. No se ve, porque no les interesa, a la derecha como una alternativa natural para muchos ciudadanos. La derecha es una herida abierta, llena de sangre y pus, que huele a podrido, y más que operar, hay que cortar. Simplemente cortar.
     En ningún país del mundo se hacen líneas rojas a ningún partido, se aparta como si fuesen apestados a ningún partido.
     Y todo esto, sabiendo todos que no es más que pura falsedad. Detrás de las ideologías, se encuentra la revancha, la ocasión de medrar, la pasta, el placer de sentirse poderoso. Usted no sabe con quién está hablando. Y ahí tenemos a los esperpentos que salen en la tv, alcaldes, alcalditos y alcaldesas, concejalitos y concejalesas, todo tipo de mediocridades, crecidos desde su reciente sillón, despreciando hasta llegar a la locura y el ridículo a una oposición acomplejada. ¡Que representa a ciudadanos! ¿Tienen también que sentirse acomplejados y humillados esos ciudadanos? ¡¿Los siete millones de personas que votaron al PP tienen que sentirse mal por ello?!
Que esa es otra. Si la izquierda sabe que no hay nada mejor que la propaganda para cambiar la sociedad, la derecha tonta española, que debe tener personas inteligentes que sepan de esto, no han hecho nada y han dejado correr la bola de nieve. Es el mal que ha hecho Rajoy. Tal vez haya sido un buen administrador, estando donde estábamos y nos dejó Zapatero I el Nefasto pero no ha actuado con valentía y con inteligencia. No ha hecho política.Y la batalla de tus principios, en este solar,  hay que darla todos los días. ¡Todos los días! Porque ellos tienen muchos medios de comunicación y propaganda a su alcance, muchos de ellos regalados por la derechas tonta. Y están infiltrados en todos, todos, los estamentos de la sociedad, especialmente universitarios y en los medios.

     Necesitamos una derecha sin complejos, y una izquierda no basada en el odio, el rencor y la revancha. Todos democráticos, todos con la constitución, todos respetuosos con todos, y siguiendo camino, que se hace camino al andar, y entre la soberbia de unos y el complejo de otros no caminamos más que para atrás.

martes, 2 de febrero de 2016

NECESITAMOS FUTURO


Decía Chesterton que el mundo se ha polarizado entre “progresistas” y “conservadores”. Los “progresistas” juegan a cometer errores y los “conservadores” a no corregirlos. 
Y Ese es un problema que en España vivimos cada día. Y se me ocurren dos refranes marinos para explicar la cosa. Uno dice: A barco desesperado, Dios le encuentra puerto.

Yo espero que el puerto que nos encuentre dios no sea el cementerio de países muertos.

El otro dice: A barco nuevo, capitán viejo.


Este está muy claro. Ni Pedro, ni Pablo ni Albert tienen ni puñetera idea de la complejidad de un país, pero sí pueden dar energía para realizar todos los cambios que el país pueda necesitar y que hasta el momento no se han podido corregir. 
Necesitamos futuro, cerrar el pasado y trabajar en el presente para conseguirlo.

miércoles, 27 de enero de 2016

LA DEMOCRACIA ES COSA DE PERSONAS

No salimos de un caso de corrupción y nos metemos en otro, y así vamos, de sobresalto en sobresalto. Y seguro que no se sabe ni la mitad. Hay que tener en cuenta la cantidad de años que ciertos partidos llevan gobernando... o como se diga. Andalucía, Valencia, Cataluña, Castilla, Extremadura... Sin duda las alfombras deben esconder mucha, pero que mucha, basura.
Pero no nos vamos a rasgar las vestiduras. En cuanto a corrupción, haberla hayla, en todas partes. En eso no somos diferentes.
Lo que sucede es que los españoles éramos tan ingenuos, tan novatos en estas cosas de la democracia, que creíamos que iba en serio, y suponíamos que la honradez, como el valor en el ejército, era algo que se suponía. Ese es nuestro gran desengaño. Creíamos que era algo íntimamente relacionado con la democracia; que sin honradez no hay democracia. Por eso algunos, desengañados ya, nos quieren presentar la democracia como una cuestión exclusivamente matemática. Gana la mayoría y punto. Pero se sigue estafando, engañando, robando... etc. Hemos despertado tarde y mal.
De ahí que en otros países, al menos la gente se manifiesta en las calles, sale a protestar, pues no queda otro remedio que hacerlo así. Pero nosotros estamos aborregados, y tan sólo nos mueven a protestar cuando lo hace un grupo determinado y con un fin muy concreto, que generalmente no tiene nada que ver con la democracia, ni la honradez, ni con la justicia. Como si esto de la corrupción fuera cosa de colores o de partidos. Es cosa de personas, capullos. Los golfos se esconden tras las siglas de los partidos.
Por eso, para acercarnos más a la democracia de otros países, necesitamos elecciones directas a las personas, no a los partidos.

1.- Votar directamente a nuestros representantes. A las personas, no a los partidos. Y poder pedirles explicaciones de sus actos.

2.- Votar al presidente directamente los ciudadanos. Él se apañará para formar gobierno.

3.- Separación de poderes ya. Que ningún político nombre jamás a un juez para nada. Que sea el mismo poder judicial quien nombre y controle la honradez y eficacia de sus jueces.

4.- Planes de estudios que duren decenios, por lo menos, y que no sirva para construir el imaginario colectivo ni en la escuela primaria, ni secundaria ni universidad. Léase la clásica e interesada división del mundo en buenos y  malos. Los buenos y los malos no son los partidos, son las personas.

5.- Fomentar los valores democráticos responsables y la honradez. Que no se vea como algo ajeno. 

6.- Que nadie se esconda detrás de las siglas de un partido, ni de unos colores, ni de ninguna ideología, ni de ninguna toga, ni de ningún cargo. Todo eso es puro escenario, de modo que no demos oportunidad a los golfos para que se escondan en ellos.

7.- Penas máximas a quien engañe con dinero público. Nos roba a todos, y eso debe ser considerado como delito gravísimo.

8.- Democracia con valores ya. Honradez, eficacia, transparencia, lealtad, nobleza...

Todo aquello que pensábamos, ingenuos, que iba asociado a la palabra democracia.


sábado, 16 de enero de 2016

DEMOCRACIA Y EDUCACIÓN

Después de la borrachera de entrevistas, de salir en todos los “telediarios” de todas las cadenas como el gran descubrimiento del siglo, y por tanto después de haber penetrado en las mentes de absolutamente todas las gentes del solar que aún llamamos España,  después, digo, de haber sacado un extraordinario número de diputados, para un partido con gente que nunca ha hecho nada ni tiene historia ni tradición alguna, ahora viene lo que se llama desgaste de las instituciones, que es el fin. El gusano penetró en la manzana. Ahora, poco a poco tan sólo falta joderla.
A un régimen, a una nación o país entero, se le puede destruir tal como hace la naturaleza: de forma rápida o de forma lenta. Como se sabe,  la naturaleza se reinventa una y otra vez a sí misma a base de cambios y obliga a los seres que en ella viven a reinventarse también. Ya sabemos. Lentamente es lo que llamamos erosión, o rápidamente, de forma dramática a base de erupciones volcánicas y terremotos intensos. La primera forma es la elegida hoy por Podemos y otros, la segunda es la revolución, como aquella bolchevique en Rusia, o la de Mao en China. Con sangre.
Sabiendo eso, podemos comparar una nación con la naturaleza, y por eso, para soportar los cambios en el tiempo se inventaron hace siglos las instituciones, que son las columnas que sostienen un estado.  Pues bien, estos señores han venido a erosionar las instituciones. Es pura ingeniería social, a la que tan aficionados son estos intelectuales de pacotilla, que vienen con la etiqueta de calidad de “profesores de la universidad”, hasta las cejas de alcohol politólogo, guerrilleros trasnochados de la ingeniería social. Hay un fondo anárquico en esto, no tanto socialista, sino anárquico. Y mucho afán de protagonismo. Es una enfermedad común en gentes de esa tribu, que han venido a reventar el mundo, aunque lo que hacen en realidad es ganar mucha pasta, tener poder y fama. Y de paso joder la manzana. En un país como el nuestro bien se lo van a pasar.
Ahora que están dentro, digo, comenzará pues la segunda parte de la ingeniería social, destruir las instituciones, que son a la postre, los fundamentos, los pilares que sostienen un estado. Podrá desaparecer un rey, pero habrá otro. Podrá salir un presidente, pero entrará otro. Podrá desaparecer un tribunal de justicia, pero se nombrará a otro. Las instituciones, todas, repito, son las columnas que sostienen el edifico estatal. Sin columnas esto se viene abajo. Son la defensa natural contra la inevitable erosión. El mar embravecido entra en una playa y roba la arena, pero al mismo tiempo deposita en ella una barrera de algas que servirá de muro de contención de la propia marea. El mar, tan poderoso, se pone límites a sí mismo. Los ciudadanos tenemos en  las instituciones la defensa del orden social que hace posible nuestra convivencia.
Así pues ahora viene toda una labor de desgaste, a base de críticas, de descredito, de burlas, de descubrir esos fallos que siempre hay, ese personaje corrupto (porque detrás de las instituciones hay personas, naturalmente), de reírse de todo, de prostituir todo, de  no cumplir las normas éticas y estéticas, de no aceptar un protocolo, de... ese falso... viste como quieras que todos somos libres... Etc. Con la libertad por delante, ya se sabe, las atrocidades que se han cometido y se cometerán. La gente poco a poco dejará de creer en sus instituciones porque las tomará a cachondeo, dejará de creer en su historia, dejará de creer en la ética, la estética, la moral. La gente dejará de creer. Entonces el fruto estará maduro y... caerá al suelo, como todos los frutos maduros, si no antes se la comen los pájaros
Entre tanto España se tambalee como país, los capitales comenzarán a huir. Ya lo hacen. La bolsa baja. Ya lo hace. Los inversores se largan a lugares más estables, donde el pan sea pan y el vino, vino.  Ya lo hacen. Los emprendedores irán allá donde las instituciones funcionen y los pilares del estado sean por tanto garantía de estabilidad. Ya lo hacen. Luego diremos que si sube el paro.
No nos extrañe que detrás de Podemos se encuentre el dinero de otros países, interesados en que España vaya diluyéndose en este ejercicio de ingeniería social. Irán,  Venezuela... Y vaya usted a saber quién más.
Y mientras los egoísmos, los personalismos, los orgullos personales, el ansia de poder (la mayor de las drogas), maltraten esta piel de toro, la falta de un fondo moral evidencia el problema número uno de España: la ausencia de una fuerza interior que nos cohesione. Antiguamente esa fuerza interior eran, en todas partes, la historia común y la religión. En todas partes, repito. Pero en España esas fuerzas cohesionantes llevan tiempo bajo el ataque de las tribus bárbaras. Es cosa evidente.

Y es que la democracia tiene esa condición especial que la hace hermosa...mente fuerte y débil a la vez: la libertad. Es como un bebé. Tiene una férrea voluntad de vivir, pero es delicado, y requiere delicadezas. De ahí que para vivir en democracia se haga necesaria una educación de altura, que ennoblezca al ser humano y que comprenda que la educación es la base de la ley y el orden. Sin esa condición siempre estaremos al alcance de corruptos, golfos, revolucionarios sociales, soberbios, ansiosos del poder...

viernes, 8 de enero de 2016

EL TIEMPO ENTRE ENVOLTURAS


Hasta el gorro de la política, oiga. Que si PP (Mariano tiene carita de acongojadito en las fotos) que si el PSOE (Snchz cada vez más cara de invadir Polonia) que si Podemos (cada vez más cara de... más cara), que CUP, CAP, POC, JUNts pel sí pero no revuelts, Tal vez pel No, Cadascu a la seva casa, Tres Per Quatre, Cinc Per Sis, etc. No tenim remei. Mientras en España el odio sea hereditario, no habrá manera. ¡Y punto, leches, que dije que no quería política y me desayuno con una cucharada gorda!

De lo que quiero hablar es del plástico. Los envases de plástico.

Recuerdo aquella infancia feliz, en que unos garbanzos, un trozo de carne, unos embutidos, un paquete de arroz, una pescadilla, un ¡cucurucho de pipas!... todo estaba envuelto con papel. Veo aquella resma de papel parafinado, y del otro más vasto, sobre el mostrador donde el charcutero, el tendero de lo que fuese te envolvía el asunto. Llegabas a casa y zas, lo abrías y allá estaba la suculencia de turno, recién comprada, que iba directamente al puchero, así, sin más. Rápido y seguro. ¡Nadie se ponía enfermo de nada! ¡No teníamos tiempo ni ganas de ponernos enfermos! Había que jugar mucho, subirse a los árboles, correr, saltar, el fútbol, escalar la montaña o meterte en el agujero aquel que parecía llevarte a otra parte del mundo y estabas a veinte metro de tu casa. Tiempos felices. ¿Por qué? Muy sencillo. Chssst, mírenme a los labios: no había plástico. ¡No había, leches! ¡Todo papel! Llegabas a casa lo abrías y zas, ya estaba todo allí, a la vista. O, en el peor de los casos, costaba un raaasss, y descuajeringabas el papel en un ves y no ves.

Pero ahora no. Ahora está el plástico... plástico. De la piedra al cobre, luego al bronce, luego al hierro... y de pronto, después de siglos construyendo en acero, abriendo minas, fundiendo metales, altos hornos, metalurgia, siderurgia, obreros, sindicatos y tal y... pumba, la era del plástico. A tomar viento todo. Menos los sindicatos, que ahí siguen, en la edad del hierro.

¿Y qué cogno es el plástico? me preguntas clavando tu pupila en mi pupila azul. Pues no, no eres tú. Es petróleo. ¿Y qué es el petróleo? ¿Ein? Los restos de millones de plantas y animales enterrados a muchos metros que con los millones de años se cocieron in situ transformándose en una cosa negra. Que arde.

Y ahora todo viene envuelto en plástico. Que sepan todos ustedes que nos envuelven las cosas del condumio en los restos fosilizados de millones de cadáveres.

Al principio los plásticos eran fáciles de romper. Y venía una bolsita para cada cosa como antes un papelito. Llegabas a casa y ras, rompías, o deshacías el nudo... Y esto me lo guardo para el bocadillo del niño para el cole. Que bien.
Pero ya no. Ahora los plásticos son duros, correosos, flexibles, difíciles de romper. Te agarras a uno con toda la mala milk que puedes, lo estiras, y estiras, y estiras, y aquello se estira y estira... Y el jodío no se rompe. Y tu empiezas a cagarte en los hilicos de la luz.

Entonces coges la bolsa por otro sitio, y estiras... y estiras... y estiras ¡y no se rompe!

Finalmente, cuando la sangre te bulle, cuando miras esa ensaimada que te acabas de comprar en el súper, que no puedes llegar a ella porque la bolsa de los coj... da de sí sin romperse, entonces es cuando viene la transformación. Y una leve risilla me asoma maliciosa bajo la nariz, y un jeje, jiji, jojo se deja oír en la cocina. El gato que huye por aquello de que esto no es normal... Y es cuando saco un cuchillo del cajón de la cocina, con sierra mejor, que hace más daño, le arreo un puntazo, y otro, y otro, y como disfruto oye... Y lo reviento, sale el aire a presión y lo desgarro a lo bestia como si fuese un tiburón blanco zampándose un tierno cachorrito de león marino.

Pero entre tanto, con los estirones de antes y el desgarro bestial, también la ensaimada ha sufrido la malicia de la guerra, la desesperación y el hambre. Es entonces cuando maldices, ¡y maldices! ¡¡y maldicessss!! ¡¡¡ye te cabreas, y cabreas y cabreaaas!!! ¡Y arrojas al suelo la put... bolsa, la ensaimada y la madre que los parió a todos! ¡¡¡Hijos de la gran putanaaaaaa!!!... Mabeis matao la ensaimada...

Lloro como un niño lo que no supe resolver como un hombre. Por eso ahora, amigos, llevo siempre un cuchillo en el bolsillo. ¡Una navaja de Jarbarcete! Una de aquellas que llevaban muelles y que al abrirla hacía, clac, clac, clac, clac... Muchos clac. Y asomaba una hoja medio curva, con su canalillo pa que corra la sangre... Y alaaaaaaaa, que jolgorio me doy, oigan. En cuanto llega la bolsa saco la navaja y me lio a zaaaaacas a diestro y siniestro y me quedoooo ooooohhhh como me quedoooo. Desfogadito, suave, feliz.

Pero atacan otra vez. El enemigo es tenaz. Ahora las cosas no llevan una bolsa, sino que cada objeto, u objetito, lleva su propia bolsita, y luego todos los objetos juntos llevan otra, y todos estos llevan otra con la marca, los colorines, etc etc.
¡¡Maldito sea el plástico!!

Así que me he comprado una navaja multiusos, de esas del ejercito desollador más salvaje del mundoooo... Jiiiijijijiiiiii... Unas tijerassss... ahhh sí... Una navaja con mucho filo... jejeje, una sierra... jua jua jua jua... un punzón revienta ojos... jejejeje... y unas cuantas cosas más, que no sé pa que sirven pero la consigna es destruir al enemigo. Ya no abrir. Ya no romper. Ya no desgarrar. Destruir. ¡Soy el comando destructor de plásticos más eficaz del mundoooo...!  Plástico que veo, saco la navaja y le aplico la cirugía estética inmediata. Jaaaajajajajajaaaaaa

Ustedes... ¿piensan que me estoy volviendo loco?
Nooooo chssssstttt, sólo estoy al acechooooo. Y cuando pasa una bolsa de plásticoooooo ¡¡la reviento a cuchilladas!!
Qué órgia oigan, qué desénfreno, qué maravilla ver la elástica telilla vencida, arrugada, desgarrada, desminunnffxrrfizndadaaa. Jodida, vamos.

Imagínense la suerte que hemos tenido los que vivimos tiempos antaños. Que encontramos las momias envueltas en telitas. Que al cabo de los siglos hemos podido desenvolver y encontrarnos esas momias... tan momias, ta requetemomias... Y las hemos visto allí, en sal, amojamadas, que parece que podemos cortar la carne y servirnos un bocadillo de costillas del faraón Tut Ank Amón. Que quiere decir, estoy como el jamón. No me digan que no hemos tenido suerte...
Imaginense ver las momias envueltas en plásticos...
Aaaaaaaagggggrrrrrrrrffffffff.