Después de la
borrachera de entrevistas, de salir en todos los “telediarios” de todas las cadenas
como el gran descubrimiento del siglo, y por tanto después de haber penetrado
en las mentes de absolutamente todas las gentes del solar que aún llamamos
España, después, digo, de haber sacado
un extraordinario número de diputados, para un partido con gente que nunca ha
hecho nada ni tiene historia ni tradición alguna, ahora viene lo que se llama
desgaste de las instituciones, que es el fin. El gusano penetró en la manzana.
Ahora, poco a poco tan sólo falta joderla.
A un régimen, a
una nación o país entero, se le puede destruir tal como hace la naturaleza: de
forma rápida o de forma lenta. Como se sabe, la naturaleza se reinventa una y otra vez a sí
misma a base de cambios y obliga a los seres que en ella viven a reinventarse también.
Ya sabemos. Lentamente es lo que llamamos erosión, o rápidamente, de forma dramática
a base de erupciones volcánicas y terremotos intensos. La primera forma es la
elegida hoy por Podemos y otros, la segunda es la revolución, como aquella bolchevique
en Rusia, o la de Mao en China. Con sangre.
Sabiendo eso,
podemos comparar una nación con la naturaleza, y por eso, para soportar los
cambios en el tiempo se inventaron hace siglos las instituciones, que son las
columnas que sostienen un estado. Pues
bien, estos señores han venido a erosionar las instituciones. Es pura
ingeniería social, a la que tan aficionados son estos intelectuales de
pacotilla, que vienen con la etiqueta de calidad de “profesores de la universidad”, hasta las cejas de
alcohol politólogo, guerrilleros trasnochados de la ingeniería social. Hay un
fondo anárquico en esto, no tanto socialista, sino anárquico. Y mucho afán de protagonismo.
Es una enfermedad común en gentes de esa tribu, que han venido a reventar el
mundo, aunque lo que hacen en realidad es ganar mucha pasta, tener poder y
fama. Y de paso joder la manzana. En un país como el nuestro bien se lo van a
pasar.
Ahora que están
dentro, digo, comenzará pues la segunda parte de la ingeniería social, destruir
las instituciones, que son a la postre, los fundamentos, los pilares que
sostienen un estado. Podrá desaparecer un rey, pero habrá otro. Podrá salir un presidente,
pero entrará otro. Podrá desaparecer un tribunal de justicia, pero se nombrará
a otro. Las instituciones, todas, repito, son las columnas que sostienen el
edifico estatal. Sin columnas esto se viene abajo. Son la defensa natural
contra la inevitable erosión. El mar embravecido entra en una playa y roba la
arena, pero al mismo tiempo deposita en ella una barrera de algas que servirá
de muro de contención de la propia marea. El mar, tan poderoso, se pone límites
a sí mismo. Los ciudadanos tenemos en
las instituciones la defensa del orden social que hace posible nuestra
convivencia.
Así pues ahora
viene toda una labor de desgaste, a base de críticas, de descredito, de burlas,
de descubrir esos fallos que siempre hay, ese personaje corrupto (porque detrás
de las instituciones hay personas, naturalmente), de reírse de todo, de prostituir
todo, de no cumplir las normas éticas y
estéticas, de no aceptar un protocolo, de... ese falso... viste como quieras
que todos somos libres... Etc. Con la libertad por delante, ya se sabe, las atrocidades
que se han cometido y se cometerán. La gente poco a poco dejará de creer en sus
instituciones porque las tomará a cachondeo, dejará de creer en su historia,
dejará de creer en la ética, la estética, la moral. La gente dejará de creer.
Entonces el fruto estará maduro y... caerá al suelo, como todos los frutos
maduros, si no antes se la comen los pájaros
Entre tanto
España se tambalee como país, los capitales comenzarán a huir. Ya lo hacen. La
bolsa baja. Ya lo hace. Los inversores se largan a lugares más estables, donde
el pan sea pan y el vino, vino. Ya lo
hacen. Los emprendedores irán allá donde las instituciones funcionen y los
pilares del estado sean por tanto garantía de estabilidad. Ya lo hacen. Luego
diremos que si sube el paro.
No nos extrañe
que detrás de Podemos se encuentre el dinero de otros países, interesados en
que España vaya diluyéndose en este ejercicio de ingeniería social. Irán, Venezuela... Y vaya usted a saber quién más.
Y mientras los
egoísmos, los personalismos, los orgullos personales, el ansia de poder (la
mayor de las drogas), maltraten esta piel de toro, la falta de un fondo moral
evidencia el problema número uno de España: la ausencia de una fuerza interior
que nos cohesione. Antiguamente esa fuerza interior eran, en todas partes, la
historia común y la religión. En todas partes, repito. Pero en España esas
fuerzas cohesionantes llevan tiempo bajo el ataque de las tribus bárbaras. Es cosa
evidente.
Y es que la
democracia tiene esa condición especial que la hace hermosa...mente fuerte y
débil a la vez: la libertad. Es como un bebé. Tiene una férrea voluntad de vivir,
pero es delicado, y requiere delicadezas. De ahí que para vivir en democracia se
haga necesaria una educación de altura, que ennoblezca al ser humano y que
comprenda que la educación es la base de la ley y el orden. Sin esa condición
siempre estaremos al alcance de corruptos, golfos, revolucionarios sociales,
soberbios, ansiosos del poder...
No hay comentarios:
Publicar un comentario